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El modelo de Barkley

  • Foto del escritor: Neurodiversos
    Neurodiversos
  • 28 oct 2020
  • 4 Min. de lectura

Según Amador y Krieger (2013), en este modelo se considera que los déficits en la inhibición conductual conllevan un deterioro en otras cuatro funciones ejecutivas que dependen de esta inhibición para funcionar adecuadamente. Las funciones ejecutivas propuestas por Barkley corresponden a:


1. Memoria de trabajo no verbal


Dificultades en la representación y manipulación de la información, problemas con la organización y manejo del tiempo y déficits en la anticipación de acciones y de eventos futuros.

1.1. Disminución de la imitación y aplicación del aprendizaje vicario.

La incapacidad para representar mentalmente la información en la memoria de trabajo dificulta la capacidad para imitir conductas nuevas o complejas adquiridas por aprendizaje vicario puesto que la información adquirida en el pasado debe ser recuperada, antes de su utilización, en la memoria de trabajo (Orjales, 2000).

1.2. Disminución de la función retrospectiva y prospectiva de la memoria de trabajo, pobreza en la conducta anticipadora y en el autoconocimiento.

La deficiencia en la memoria de trabajo disminuye la probabilidad de recuperar y mantener en mente la información del pasado antes de emitir una respuesta a un suceso. Si no se puede realizar esa función retrospectiva es probable que el niño sea entonces menos capaz de tener en cuenta las consecuencias futuras de los sucesos, reduciendo su capacidad de previsión (función prospectiva de la memoria de trabajo) haciéndole dependiente de los sucesos y de las consecuencias inmediatas respecto a aquellos más distantes en el tiempo.

Dado que la memoria de trabajo retrospectiva y prospectiva se encuentran alteradas, es lógico pensar que puedan afectar, también, al autoconocimiento ya que ello implica predecir las motivaciones, intenciones acciones de uno mismo y de los demás (Orjales, 2000).

1.3. Disminución del sentido de tiempo

El sentido del tiempo, para Barkley, deriva de la capacidad para retener secuencias de sucesos en la mente y hacer comparaciones entre los elementos y entre dichas secuencias. De este modo, se pueden reconocer los cambios producidos y, por lo tanto, estimar el flujo y la duración de los elementos (sentido del tiempo). Siguiendo este modelo, para los niños con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) la duración del tiempo sería más inconsistente y sus predicciones menos exactas que para los demás niños (Orjales, 2000).

1.4. Pobre organización de la conducta en el tiempo

Los niños con TDAH parecen esperar hasta el último minuto antes de iniciar acciones encaminadas a prepararse para próximos eventos, sus respuestas parecen impulsivas y dependientes de los resultados más próximos en el tiempo. Muestran, además, dificultades para mantener la conducta dirigida a un objetivo determinado dado que, por un lado, ello debe implicar la representación interna de la información en la memoria de trabajo y, por otro, la inhibición de las distracciones tanto internas como externas (Orjales, 2000).

1.5. Disminución de la capacidad de secuenciación temporal de los sucesos y las respuestas a los mismos.

Los niños hiperactivos no solo tendrán dificultades en mantener la información en la memoria de trabajo sino también en retenerla en su propio orden temporal, ya trate de información nueva o de información recuperada de la memoria a largo plazo (Orjales, 2000).

1.6. Una disminución del pensamiento y del habla sobre aspectos relacionados con el tiempo.

Si la capacidad de pensar sobre el tiempo crea la capacidad de hablar sobre él (de hacer referencias temporales en el lenguaje). Barkley argumenta que podría esperarse que los niños con TDAH utilizaran menos referencia respecto al pasado y todavía menos respecto al futuro, produciendo un retraso en el desarrollo moral o en el concepto universal de la muerte (Orjales, 2000).

1.7. Disminución de la consideración del tiempo en las interacciones sociales.

Dado que gran parte de la conducta social se proyecta en el futuro, los niños con TDAH podrían manifestar deficiencias en aquellas habilidades sociales (por ejemplo, cooperación, participación, etc.) así como en otras conductas adaptativas que implican consecuencias futuras personales y sociales (ej., las que conciernen a la seguridad, la salud, la conciencia, etc.). El conocimiento social no estaría deteriorado, sin embargo, en la aplicación de ese conocimiento al funcionamiento diario inmediato (Orjales, 2000).

1.8. Deficiencia en conducta no verbal dirigida por reglas.

Las representaciones mentales de sucesos del pasado inician y regulan respuestas motrices asociadas con aquellos sucesos como reglas en el control de la conducta. Los niños con TDAH con una pobre conducta verbal podrían verse afectados por ello (Orjales, 2000).

2. Memoria de trabajo verbal.


Capacidad de reflexión interferida, dificultades con las conductas gobernadas por reglas y en la solución de problemas, déficits en la comprensión lectora y retraso en el razonamiento moral.

2.1. Deficiente conducta dirigida por reglas.

Debido a lo explicado anteriormente, los niños hiperactivos deberían mostrar también, dificultades en la aplicación del autohablarse a tareas de resolución de problemas y en la autocreación de reglas a través del autocuestionamiento. Ello afectaría especialmente a problemas donde la conducta debe ser organizada en una larga cadena de acciones ordenadas jerárquicamente y en aquellas en las que el habla internalizada permitiría utilizar reglas o instrucciones aprendidas en el pasado (Orjales, 2000).

2.2. Retraso en razonamiento moral.

Se produciría un retraso en el desarrollo moral dado que éste está muy imfluido por el sentido de pasado y futuro así como por las reglas o metareglas formuladas por ellos mismos o aprendidas por vía de la socialización (Orjales, 2000).

3. Autorregulación de las emociones, motivación y activación.


Excesiva expresión emocional frente a eventos, dificultades para tener en cuenta la perspectiva social de los acontecimientos y déficits en la habilidad para auto-motivarse para el logro de una meta (Amador y Krieger, 2013). Al que le debemos el entender y contener reacciones emocionales, alterarlas si nos distraen de nuestro objetivo final, o generar emociones o motivaciones nuevas (Orjales, 2000).

4. Reconstitución (análisis y síntesis del comportamiento).


Dificultades en el análisis (descomponer las secuencias de conducta en pares o elementos) y síntesis (recombinar secuencias de conducta y crear otras secuencias de conducta nuevas), menor creatividad y diversidad de las conductas dirigidas a metas, dificultad para crear y aplicar reglas y retraso en la capacidad para imitar y simular conducta (Amador y Krieger, 2013).

De acuerdo con Orjales (2000), este último proceso consta de dos subprocesos distintos: La fragmentación de las conductas observadas y la recombinación de sus partes para el diseño de nuevas acciones. Su utilización nos permite la flexibilidad cognitiva necesarias para generar nuevos comportamientos y resolver problemas.



Referencias bibliográficas:

Amador, J.A. y Krieger, V.E. (2013). TDAH, Funciones Ejecutivas y Atención. Universidad de Barcelona.

Orjales, I. (2000). Déficit de atención con hiperactividad: el modelo híbrido de las funciones ejecutivas de Barkley. Revista Complutense de Educación. 11(1), 71-84.

 
 
 

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